Protestaban por la mala racha de su equipo y en pleno peaje obligaron a los capitanes a bajarse para dar explicaciones · El granadino Javi Martos fue uno de los 'negociadores' y afirma que le "temblaron las piernas"
El futbolista granadino Javi Martos (Alamedilla, 4 de enero de 1984) lleva dos años jugando en la máxima división griega, enrolado en las filas del Iraklis de Salónica, y ya sabe cómo se las gasta el aficionado heleno. Episodios como el que tuvo que vivir hace unos días con los propios aficionados de su equipo serían pieza destacada en cualquier informativo español, sin embargo en Grecia están más que habituados, como por desgracia sucede en muchos países, en los que el fútbol traspasa a menudo su condición de deporte, para convertirse en excusa con la que justificar la violencia y el odio desmedido.
A Martos le temblaron las piernas la semana pasada, cuando volvía en autobús desde la ciudad de Levadiakos, donde su equipo había coronado una muy mala racha de resultados con una nueva derrota, que le condenaba a la zona de descenso de la tabla. "Veníamos con seis horas de autobús en el cuerpo y al pasar el último peaje nos esperaban unos 100 fanáticos encapuchados, que pararon el autobús y empezaron a golpearlo", rememora. "Nosotros íbamos escoltados por un coche de policía y otro de seguridad privada que paga nuestro club para protegernos, pero poco podían hacer". El propio Martos tuvo que bajarse para hablar con los ultras, al ser uno de los capitanes: "Los fans expresaron lo que querían al entrenador, y era que bajásemos los jugadores a dar la cara y si no de allí no se movía nadie. Después de hablar en el bus entre nosotros decidimos que sólo bajaríamos los capitanes, porque si bajábamos todos, se hubiese liado un problema grave". Martos recuerda que "yo fui el primero en bajar, gracias a Dios ellos me respetan mucho y empezaron a hablarme de buenas maneras, un poco en griego, un poco en inglés y alguna palabra en español, y yo les contestaba y nos íbamos entendiendo". Pero alguno se puso nervioso y la situación se tensó: "Hubo algunos que se aceleraron un poco y recuerdo que al estar entre tanta gente mis pies no tocaban el suelo, pero entre los mismos radicales quitaron de enmedio a los que estaban más nerviosos, y una vez aclarado nos dejaron subir al bus, justo en el momento que empezaron a llegar los antidisturbios".
Pero no es el único episodio reciente que ha vivido el futbolista granadino. El Iraklis fue la pasada semana apeado de la Copa griega, a manos del Paok, el eterno rival. "Después de perder en el minuto 88, vinieron al hotel donde nos habían concentrado y dijeron que habían visto en la tele a dos jugadores cambiar la camiseta con los de Paok, querían que se las diesen y les iban a meter fuego delante nuestro, o de allí no salía nadie, asi que, nada, los jugadores que cambiaron se las dieron y nos dejaron salir en paz". En las últimas semanas Martos y sus compañeros han tenido que entrenarse "con una unidad de antidisturbios y otra de seguridad privada de escoltas".
Pese a todo, Martos está muy bien en Grecia, ya se desenvuelve con cierta fluidez en griego y su club le ha ofrecido la renovación. Ha sido incluido dos veces en el once ideal de la jornada y algunos medios han publicado el presunto interés de un equipo grande de Grecia, que le sigue muy de cerca. Pero el ex futbolista del Barcelona, el Málaga o el CSKA de Sofía aplica el concepto de carpe diem al respecto: "Estoy un poco cansado de estar lejos de España, y episodios como estos me hacen sentirme inseguro en algunos momentos, así que de momento creo que es mejor concentrarse en jugar, disfrutar del fútbol y ya está, ya me plantearé mi futuro más adelante, aunque para mí sería un sueño volver a España, especialmente a Andalucía".
El granadino es amigo de Felipe Sanchón, tras el paso de éste por el Aris. Sobre el 20 rojiblanco dice que "si está bien es un pedazo de jugador que puede aportar muchísimo al equipo". Un habitual de Los Cármenes cuando militaba en el Málaga B, el de Alamedilla está al tanto de la situación del Granada y dice que disfruta "como un enano viendo todo lo que puedo a través de internet". Esta semana, por fortuna, su equipo ganó (1-0 al Asteras Tripoli), en el estreno de su nuevo entrenador. Martos es un fijo, siempre juega de titular. Y el sábado se mide al Olimpiakos.
A Martos le temblaron las piernas la semana pasada, cuando volvía en autobús desde la ciudad de Levadiakos, donde su equipo había coronado una muy mala racha de resultados con una nueva derrota, que le condenaba a la zona de descenso de la tabla. "Veníamos con seis horas de autobús en el cuerpo y al pasar el último peaje nos esperaban unos 100 fanáticos encapuchados, que pararon el autobús y empezaron a golpearlo", rememora. "Nosotros íbamos escoltados por un coche de policía y otro de seguridad privada que paga nuestro club para protegernos, pero poco podían hacer". El propio Martos tuvo que bajarse para hablar con los ultras, al ser uno de los capitanes: "Los fans expresaron lo que querían al entrenador, y era que bajásemos los jugadores a dar la cara y si no de allí no se movía nadie. Después de hablar en el bus entre nosotros decidimos que sólo bajaríamos los capitanes, porque si bajábamos todos, se hubiese liado un problema grave". Martos recuerda que "yo fui el primero en bajar, gracias a Dios ellos me respetan mucho y empezaron a hablarme de buenas maneras, un poco en griego, un poco en inglés y alguna palabra en español, y yo les contestaba y nos íbamos entendiendo". Pero alguno se puso nervioso y la situación se tensó: "Hubo algunos que se aceleraron un poco y recuerdo que al estar entre tanta gente mis pies no tocaban el suelo, pero entre los mismos radicales quitaron de enmedio a los que estaban más nerviosos, y una vez aclarado nos dejaron subir al bus, justo en el momento que empezaron a llegar los antidisturbios".
Pero no es el único episodio reciente que ha vivido el futbolista granadino. El Iraklis fue la pasada semana apeado de la Copa griega, a manos del Paok, el eterno rival. "Después de perder en el minuto 88, vinieron al hotel donde nos habían concentrado y dijeron que habían visto en la tele a dos jugadores cambiar la camiseta con los de Paok, querían que se las diesen y les iban a meter fuego delante nuestro, o de allí no salía nadie, asi que, nada, los jugadores que cambiaron se las dieron y nos dejaron salir en paz". En las últimas semanas Martos y sus compañeros han tenido que entrenarse "con una unidad de antidisturbios y otra de seguridad privada de escoltas".
Pese a todo, Martos está muy bien en Grecia, ya se desenvuelve con cierta fluidez en griego y su club le ha ofrecido la renovación. Ha sido incluido dos veces en el once ideal de la jornada y algunos medios han publicado el presunto interés de un equipo grande de Grecia, que le sigue muy de cerca. Pero el ex futbolista del Barcelona, el Málaga o el CSKA de Sofía aplica el concepto de carpe diem al respecto: "Estoy un poco cansado de estar lejos de España, y episodios como estos me hacen sentirme inseguro en algunos momentos, así que de momento creo que es mejor concentrarse en jugar, disfrutar del fútbol y ya está, ya me plantearé mi futuro más adelante, aunque para mí sería un sueño volver a España, especialmente a Andalucía".
El granadino es amigo de Felipe Sanchón, tras el paso de éste por el Aris. Sobre el 20 rojiblanco dice que "si está bien es un pedazo de jugador que puede aportar muchísimo al equipo". Un habitual de Los Cármenes cuando militaba en el Málaga B, el de Alamedilla está al tanto de la situación del Granada y dice que disfruta "como un enano viendo todo lo que puedo a través de internet". Esta semana, por fortuna, su equipo ganó (1-0 al Asteras Tripoli), en el estreno de su nuevo entrenador. Martos es un fijo, siempre juega de titular. Y el sábado se mide al Olimpiakos.
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