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jueves, enero 08, 2009

Primos ricos, pero lejanos


GUADAHORTUNA. Mediodía. Una madre azarosa arrastra del brazo a su retoño por una calle tan vacía como las tiendas de alrededor. En la carretera, un grupo de obreros pone ritmo con sus máquinas a las eternas obras de remodelación del castigado firme. La dueña de una tienda, apostada en el quicio, espera la visita de la clientela. En el interior de las casas, manda la faena en el hogar. Y en el Hogar del Pensionista, el dominó regado con cerveza o café.


A simple vista, la localidad granadina de Guadahortuna, en la comarca de los Montes Orientales granadinos, no brillaba ayer con la euforia que da el dinero más rápido y más alegre: el de la Lotería de Navidad. Eso sí, después de que muchos familiares y conocidos emigrados a Sabadell fuesen agraciados con la siempre denominada 'lluvia de millones', nadie hablaba de otra cosa.
Unos y otros se interrogaban mutuamente para intentar dar con alguien que tuviese el número que obtuvo el premio Gordo de este año. Pero era inútil. Los décimos premiados se quedaron en tierras catalanas y en manos de quienes, salvo visitas por vacaciones, tienen sus vidas hechas allá. Los primos ricos, ahora lo son más, y siguen estando lejos.
Todos familia
La mayoría de los vecinos de Guadahortuna tienen familia en el ahora famoso barrio de Can Rull. «Aquí somos todos familia. Mira, ese hombre que está ahí sentado es el tío del dueño del bar que repartió el premio, el Pedrito», indica con una sonrisa el hombre que regenta el bar del pensionista. «Pero a mí no me ha tocado nada y no llevaba ningún décimo», apunta el tío del afortunado, que asegura que en el pueblo, el Gordo, ni lo han olido. Para mayor convencimiento del periodista, grita a la concurrencia: «¿A vosotros os ha toado la lotería?». Respuesta: sonora carcajada cargada de sarcasmo de los parroquianos.
Sería aventurado decir que hay envidia entre los vecinos que han visto cómo sus familiares y conocidos se han hecho ricos de la noche a la mañana. Pero lo que sí es cierto es que hay quien siente un poquito de coraje porque se ha quedado a muy poco de rascar una parte del premio.
Son aquellos que tenían décimos comprados en la misma administración de lotería catalana que vendió el premio Gordo de la Navidad 2008. Y, además, con la misma terminación: el bonito 5.
Es el caso de Marcos, del bar Leyvamar. Ayer por la mañana, en el salón del establecimiento, todos comentaban la buena nueva acaecida en Sabadell y, al mismo tiempo, se reafirmaban en la idea de que en el pueblo los décimos no habían llegado. «En un pueblo como este, nos hubiésemos enterado. Pero no, no hay nadie», explica.
En su caso, lo que va a cobrar del premio son poco más de cien euros porque tenía un décimo que le había dado una vecina, que a su vez tiene familiares en Sabadell. «Es de la misma administración de Sabadell que vendió el premio. La verdad es que podría haber sido este número... Pero no ha podido ser», asiente mientras vuelve a guardar el décimo en la cartera con resignación.
El vecino que se lo vendió, Juan, tiene hermanos y primos en el barrio catalán agraciado. Pero ayer, su mujer contaba a IDEAL que aún no sabía si alguno de los suyos, que llevan décadas fuera del pueblo, había tenido fortuna. «Nosotros también tenemos décimos con la terminación, pero ni uno solo del Gordo», sonríe franca. Quienes sí lo han vivido de cerca fueron Frasquito y Mercedes, un matrimonio que tiene familia directa en Sabadell. Eso sí, cerca y sólo cerca. El hermano de este vecino de Guadahortuna ganó «cincuenta millones» con un décimo que compró al dueño del bar que lo repartió. «Pero a mí no me mandó ninguno, la verdad. Y mira que nosotros, en la peña de fútbol, hemos jugado mucho a un número este año. Pero aquí en Guadahortuna, la suerte no ha llegado», relata desde el umbral de su puerta.
La suerte se fue con los que se fueron.

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